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viernes, 30 de octubre de 2015

Igualdad y Fraternidad

"Para mear y no echar gota"... No hay nada  peor que un cateto de ciudad... No hay nada peor que un clasista que piensa que ni caga ni mea, que eso son cosas que huelen mal y que por tanto no le pertenecen. Ellos sólo miran con sus ojos -nunca con su corazón- a quienes consideran iguales o superiores. Y eso tras clasificarlos según criterios racistas y deleznables,  tras darles nota en su abominable y discriminatoria escala de valores. Ante los calificados como superiores a él mismo agachan su cabeza y a veces ponen aquella parte trasera e innombrable, profunda... ¡El ojete o culo, vamos! Ante los etiquetados por abajo de si mismos la mirada se torna por encima del hombro en gesto odioso, con cuello rectificado y pétreo, altanero sin motivo. Así expresan un orgullo fatuo, se aprovechan  de lo fortuito y azaroso de la cuna, jamás del esfuerzo propio. Y si la cuna no les fue propicia pero por los azares de la vida progresaron, incluso por esfuerzo propio, adquirieron notoriedad o fama  sin adquirir el conocimiento de lo evidente de que todos los seres humanos somos iguales, con su actitud discriminatoria solo aspiran a hacer mérito ante los que  considera superiores...Solo busca aprobación y palmadita en su hombro sumiso. Así conseguirá su integración en la "clase alta"... Menean su rabillo imaginario y adquieren una satisfacción transitoria y fugaz. No es capaz de asumir que la igualdad y la fraternidad es la base de la humanidad. Y que ser pobre o rico no imprime más valor al hombre o a la mujer para ser eso...hombre o mujer. ¡Que todos somos iguales, hombre! ¡Entérese!