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sábado, 13 de diciembre de 2014

ELEGIR

Elegir entre opciones distintas. 

Un estudio dice que en Estados Unidos un ciudadano hace unas 70 elecciones diarias, sea de la cuestión o cosa que sea. Este dato es extrapolable al resto de países ricos occidentales. Es una descripción de lo que es nuestra vida: inundados de momentos para decidir. Y esas decisiones nos van dejando un poso de angustia e insatisfacción. Se instala en nuestra conciencia lo amargo de la renuncia sin disfrutar de lo decidido. Quizá porque ya lo tenemos. 
Las elecciones continuas las hacemos entre opciones más o menos numerosas dependiendo de muchos factores. Se sabe que en las sociedades desarrolladas esas opciones son en general más numerosas que en sociedades donde el supuesto progreso no ha llegado. 
Y es que a más modernidad más posibilidades. Y también a más libertad mas posibilidades. Y evidentemente a mayor poder económico INDIVIDUAL, si se es libre en una sociedad moderna, más posibilidades para elegir tendremos. 
Y esto al ser humano actual  no le da mas felicidad. No pocas veces y muy al contrario, le da  mas infelicidad. Surge en su alma por la sensación de pérdida de oportunidad, por buscar TENER olvidándose del SER. 

Y la pregunta es ¿cómo elegir bien? ¿Hay siempre una opción mejor que otra? 
La angustia es por saber cómo elegir, es por la inseguridad de que usamos los parámetros adecuados en la medición de los pros y contras de cada elección.  
Pero LA GRAN NOTICIA es que en las grandes decisiones de la vida (qué profesión, con quien me caso, donde vivir...) NUNCA hay una decisión "mejor" que la otra. Reitero: debemos saber que ninguna elección difícil entre dos alternativas será entre una mejor que la otra: las dos implicarán inconvenientes y ventajas. 

¿Hay algo, entonces, en que apoyarnos de manera universal?
Si lo que se busca es una mayor felicidad desde luego que no hemos de apoyarnos en el dinero a ganar. 
Los valores si, pero no hay unos mejores que otros! No hay ciencia en ellos. Pertenecen a los convencimientos más íntimos y forjados a lo largo de nuestras vidas. 

No valen las razones ajenas, solo las propias se puedan o no explicarlas racionalmente. Solo si nos POSICIONAMOS en una de ellas seremos nosotros mismos, buscar la respuesta a la pregunta: ¿quien y como quiero ser?

En definitiva...volver al "CONOCETE A TI MISMO"

lunes, 6 de octubre de 2014

El AMOR

Que ¿cómo me siento?...
Recogido por visión en la mañana de mi vida
Ungido por la dicha del camino acompañado
Seguro del báculo que no permite mi caída
Erguido sobre la loma del sismo del vivir
Asentado en la verdad de la fidelidad
Acogido por la solidaridad incondicional de la amiga
Acunado en brazos protectores con barreras a las tristezas
Orientado en laberintos de confusiones tramposas
Orgulloso de no haber errado todos los  caminos 
Entusiasmado por riesgos abordados en común
Ilusionado viendo el desarrollo de retoños 
compasivo con tus pasiones
Regocijado entre abrazos sudorosos

Y...qué más...?
Mira que no acabo...que me elevo y veo el mundo entero
...En donde?,,.
en unos ojos
que murmuran al oido extasiado y feliz
que hablan a todo el ser centrado y consciente
que suplican al protector de tus vulnerabilidades
que gritan llamando para evitar el desvío
Que lloran inundando mares de sentimientos abiertos 
Que ocultan penas para que otros ojos no se abran 
Que se anticipan evitando el sufrimiento de corazones
Y porqué?
Por que la tierra se cultivó y el jardín creció
Con qué flores...
¿Flores?... NO....
CON AMOR...con nuestro amor.

    Francisco Márquez Maraver




viernes, 5 de septiembre de 2014

Corporativismo médico?

Los médicos somos los profesionales que más nos asociamos: aparte de colegios, sindicatos y mil sociedades médicas científicas, las hay de médicos escritores, empresarios, cazadores, de médicos equipos de fútbol, etc., etc... Pero lo que puede parecer una muestra más de nuestra solidaridad o corporativismo no es más que una muestra del individualismo que impera entre los médicos españoles: quién conoce bien a los mismos sabe que en general y a la hora de la verdad no hay un compañerismo claro y manifiesto entre nosotros y que cuando aparece el interés bien sea económico (a la hora de enfrentarse a las compañías de seguro para reivindicar honorarios dignos hay siempre esquiroles que se aprovechan de las huelgas del colectivo) o el del "prestigio" profesional (reconocer que no se sabe algo es duro para muchos) no se parte perra con nadie; ¿qué pasaría si una especialidad médica se uniera y boicoteara a una determinada compañía de seguros con TODOS SUS ESPECIALISTAS? ¿hubieran podido los políticos andaluces haber impuesto una ley de colegiacion no obligatoria a arquitectos, notarios o farmacéuticos?...pues el boicot a compañías se ha intentado varias veces y no ha funcionado y a los médicos andaluces si le quitaron la colegiacion obligatoria para ejercer en el S.A.S. , creando su propio registro, el famoso C.N.P.  Y a raíz de ello muchos médicos se des colegiaron (se ahorraban cuotas) ¿Quién vela desde entonces por la deontología profesional  de los médicos "públicos" andaluces? ¿Quien regula los aspectos del ejercicio profesional de los mismos? Yo no lo sé...bueno si: la propia inercia autorregulatoria del médico formado en una época donde la colegiacion era obligatoria y, eso si, la propia vergüenza torera mayoritaria de los médicos en general.

Y no me vale que se diga que los colegios médicos actuales (o cualquier otra asociación profesional) tienen un deficiente funcionamiento, o que no prestan servicios adecuados, porque si es así es porque en general los médicos no van a las reuniones o no acuden a las votaciones correspondientes a los órganos directivos por desidia o por comodidad en general. De esta forma los colegios no son más que reflejo de la parte de colegiados que sí apoyan a esas directivas...

martes, 2 de septiembre de 2014

El colmo: charlatanismo médico

Esto es el colmo. HOY, tras una cirugía por cáncer a una paciente, y al informarle al familiar de la necesidad probable de un futuro tratamiento con radio-quimioterapia adyuvante, me pregunta sobre lo que "ha leído en las redes sociales acerca de que se ha demostrado que la quimioterapia es peor darla que no darla".

Le expliqué el error en el que estaba ya que la información que tenía era falsa pues no existían estudios serios que avalarán tal idea. Creo Lo entendió aunque no estoy seguro de haberla convencido. 

Por eso me he atrevido a escribir este post. 

Cuidado con los charlatanes de las "redes sociales". El charlatanismo es algo que siempre ha hecho daño en medicina, es decir a los enfermos y a los verdaderos y honrados profesionales. Y encuentran su salsa cuando se meten con enfermedades sin cura conocidas o parcialmente controladas por la ciencia médica oficial. Explotan así la desesperación humana con cierta mala intención o simplemente con intención de ganar dinero. 

¿Cómo se puede afirmar que la Quimioterapia es dañina, así en general, y que lejos de mejorar ¡aumenta! El crecimiento del cáncer? ¿Y cómo se puede afirmar que la cúrcuma y el jengibre "CURA EL CÁNCER" (por cierto, ¿cuales?, pues hay infinidad de tipos de cánceres)? ¿Creen que si eso fuese cierto los médicos no lo hubiésemos adoptado ya en nuestra práctica habitual? 

HOY POR HOY, La QUIMIOTERAPIA, así en general, SALVA VIDAS TODOS LOS DÍAS. Es mentira, así en general y absolutamente, que ¡aumente el crecimientode las metástasis tumorales!

No hay nada que le guste más a un médico -en general- que curar o aliviar a un o una paciente. Y no existe presión lo suficientemente grande que le impida aplicar terapias con demostrada eficacia. Y cuando no es así el médico cae en el desprestigio ante la sociedad en general, incluida la propia profesión. 

Nadie tiene posesión de la verdad absoluta. Se y es sabido que la medicina no es una ciencia exacta. Las pruebas diagnósticas y los tratamientos aplicados cambian conforme avanza el conocimiento CIENTIFICO y esto hace que lo que hoy es aplicado por los médicos mañana probablemente no sea lo mejor pues o se demuestra su inutilidad o porque salen medidas mejores o incluso por que se demuestra que perjudican más que benefician. Los estudios médicos se renuevan constantemente y se especializan cada vez más. Todo eso es cierto. Los avances médicos están llenos de vaivenes. Pero son vaivenes nada arbitrarios o malintencionados.  Se basan en una evaluación y autoevaluación continúa de resultados y de registros de efectos no deseados que sólo la práctica demuestra. 

Lo que no es de recibo es que unos desalmados difundan mentiras impunemente por las redes sociales avalados por no se sabe muy bien que fuentes, por supuesto no científicas. 

Si un médico comete un error se le juzga y se le condena o absuelve en función del juicio; pero, ojo, si alguien sin título practica actos médicos es un INTRUSO a la profesión médica. Pero tal y como están las cosas, no le ocurre nada cuando se equivoca o práctica actos que o no tienen demostrada su eficacia o incluso hacen daño. Así está el patio: pongo un cartel de colores con una información falsa en la red y automáticamente aparecen infinidad de personas bien intencionadas pero ingenuas que se las cree a pies juntillas.

Pregunten al que sabe de lo que sabe: de arquitectura al arquitecto, de campo al agricultor, de fisioterapia al fisioterapeuta y de medicina...al MÉDICO. Y LUEGO EXIJANLES RESPONSABILIDADES. 

sábado, 16 de agosto de 2014

El Niño que creció

Por Francisco Márquez Maraver
Médico y aficionado escritor 
16 de agosto de 2014

El Niño que creció
La metamorfosis de un autoengaño

Nació. Empezó a crecer. Enfermó gravemente de niño. No se de qué. Sus primos -muchos- y hermanos  -sólo unos cuantos, no había hermanas- cuentan que para curarle le untaban algo que apestaba y que, por ello corrían despavoridos huyendo del cuarto sin puertas y con cortina donde yacía  agotado y débil. Sólo su madre y el practicante, Don Pedro, se acercaban a él para alimentarlo o darle los cuidados necesarios para ahuyentar al mal que le afligía. 

El médico? Siempre a distancia, en su atalaya, protegido de "mancharse" y sancionando diagnósticos, pronósticos y tratamientos sin molestarse más que en pensar e imponer sabidurías, opiniones o criterios. Para eso había estudiado. ¿Los demás? Asentían serios y diligentes. Aceptaban...tomaban la opinión autorizada sin tener dudas, sin atisbo de sospechas de intenciones distintas a las de beneficiar al dolido. Nada de exigencias de medios ni de resultados. Eran otros tiempos.

Su madre hablaba con Don Diego, el médico, y le contaba la evolución del enfermo, le describía signos y síntomas lo más fielmente posible, memorizaba las instrucciones, recogía recetas de medicamentos y fórmulas magistrales. Y, toda ella diligente, con las ideas claras y determinada a salvar la vida de su hijo ponía en práctica todas las instrucciones con la máxima  precisión. Tenía la confianza y la fe ciega en el resultado satisfactorio de los cuidados a su niño enfermo. Ella lo sanaría por encima de todo en este mundo. Era su madre. Ella era una mujer abnegada e inteligente, amalgama de terquedad y frialdad ante decisiones difíciles.  Cuando se le metía algo en la cabeza lo defendía ante quién fuese con criterio. Con respecto a este niño que cuidaba y quería tanto como a sus otros hijos tenía una espinita clavada. En su lugar había deseado que hubiese nacido hembra y no varón. Lo expresó varias veces en su vida mostrando un deje de frustración por no haber podido disfrutar de la crianza y ayuda de una niña. Aunque quería a su marido y a sus hijos con absoluta claridad, se sentía sola muchas veces en un mundo machista y rodeada de varios varones en su familia nuclear. Era una mujer trabajadora que adoptó su papel de ama de casa en toda su extensión, y esa extensión todo el mundo sabe que abarca cualquier profesión que uno se imagine: sanitaria, limpiadora, cocinera, fontanera, electricista, psicóloga, misionera, maestra... De niña, en el colegio republicano, en plena preguerra española, destacó como la más lista de la clase. Su maestra, Doña Gaspara, que posteriormente sufriría la represión franquista probando el aceite de ricino, le cuidó y le enseñó las cuatro reglas, a leer y escribir y muchas cosas más. Pero lo más importante fue que le inculcó el gusanillo de la curiosidad por el saber. Se vislumbraba en ella una futura maestra, pues se erigió en ayudante de Doña Gaspara para enseñar a sus compañeras lo que ella aprendía con más facilidad y rapidez.  Se comentaba en el pueblo: la maestra la apoyaría en su proyección. Pero todo se dio para que se  truncase el camino de vida que aparentemente se le iba trazando. Todo se debió a la desaparición de su mentora, su maestra, por los cambios políticos convulsos del momento y al hecho de que  su familia era de clase baja, eran jornaleros andaluces. Y la clase baja, en aquella época -¿tal vez ahora también?-, tenía sus roles perfectamente definidos. Y su rol sería el del trabajo en el campo si lo había hasta encontrar a un hombre que la "mantuviera" y al que tendría como obligación sagrada servir y hacerlo feliz. Tuvo suerte. Encontró el verdadero amor en su marido. Fueron uña y carne toda una larga vida. Se apoyaron mutuamente en la pobreza de la que nunca salieron completamente aunque con los años fue subiendo su nivel de vida. Pero sobre todo estuvieron a una. Si sólo disponían de mendrugo de pan lo repartían a medias. Y esto fue así tanto en la salud como en la enfermedad. Y ella la sufrió durante muchos años por culpa de una hepatopatía crónica que le quedó como secuela de una hepatitis aguda tal vez vírica que contrajo con 40 años de edad. Aún con la enfermedad siguió dirigiendo la casa, aún con la enfermedad jamás hizo renuncia de servir y cuidar a sus hijos y a su marido. 

El padre sufría. No podía hacer más que trabajar. Debía ganar lo suficiente para pagar medicinas y profesionales sanitarios; no existía el "seguro" y la única protección a su familia nacía de su buen juicio y de sus brazos. Era todo un hombre con mayúsculas: libre y responsable, honesto, altivo y serio...digno en el más alto sentido de la palabra: ejemplo para sus vástagos, ejemplo para sus cercanos...¡Qué respeto daba! Pero sin atemorizar a nadie...sólo daba ejemplo desde las palabras, silencios o acciones. El padre respetaba a sus ancestros, no los discutía. Los entendía. De ellos emergió y de ellos fue  forjando su concepción de la vida, adoptando y adaptando enseñanzas y educación; ese corpus de sabiduría lo integró para dirigir a su familia y aconsejar a hijos, hermanos, sobrinos, amigos... Todos lo miraban y admiraban, algunos hasta con envidia de su capacidad, fortaleza y bondad natural. Un día se cuenta que estando su mujer de parto estancado, la matrona le conminó a que fuese a pedir la asistencia del médico. Cuando llegó a la casa del mismo a altas horas de la madrugada, y tras insistir aporreando la puerta del caserón del galeno, logró que se asomase por el balcón medio cuerpo de una señora, la mujer del médico. 
-¿Qué quieres a estas horas?
-¿Está Don Rafael?
Aún duerme, ¡vuelve mañana! 
Pues dígale que mi mujer necesita de su asistencia. Está de parto desde ayer y la matrona no puede hacer ya nada más. Pero sobre todo dígale -y en ese instante se golpeó varias veces el bolsillo de la chaqueta- que se le pagará lo que haga falta! ¡En mi casa lo espero!

No tardó ni media hora en llegar en coche caballo. Era un magnífico profesional médico y un obstetra excepcional. Tras hacer el tacto correspondiente hizo una aplicación de forceps de Naegele perfecta extrayendo al primer varón de la familia, su hermano mayor. Luego nacieron sus otros hermanos. El Niño fue el último.

Tras un combate titánico con la enfermedad el niño se curó. O le curaron, mejor dicho. Creció con un cuerpo físico del montón. No le importó nunca demasiado. Y mentalmente, aunque en ese aspecto convencionalmente salió adelante muy bien, algo le ocurrió que le acompañó ya toda su vida y que sólo él creía saber  lo que era. Y es que lo que reina en la mente individual de cada persona desde fuera sólo se puede interpretar. Y desde dentro sólo algunas personas logran atisbarse a sí mismo con claridad total. Pero el si se conoció a sí mismo, al menos en lo que determinó si vida. Lo que pasó en su mente tras aquella enfermedad, aquella parte concreta y determinante, si lo percibía con claridad. Y ya viviendo le ayudaba a veces y otras le cansaba y las más le asustaba. Y ¿qué era? 

Fue creciendo callado, introvertido. Pero al mismo tiempo, cual esponja, se empapaba de percepciones no siempre procedentes de sus sentidos convencionales. Veía venir las opiniones y pensamientos ajenos, los entendía, y siempre los justificaba pues sabía captar el interior de cada cual, se impregnaba del sentimiento y emoción del otro hasta sufrir una empatía total. Ese identificarse con los demás le fue creando una conciencia inhabitual de las alegrías y de los sufrimientos del ser humano que lo llevaban a acciones constantes en pos de los demás. Aunque, en general, casi nunca y casi nadie le pedía nada explícitamente. Y por ello a veces conseguía irritar al que intentaba ayudar, probablemente porque circunstancialmente no sabía hacerlo bien en tiempo y forma. Presuponía respuestas positivas a sus ayudas, pero no siempre era así. Es más: pocas veces acertaba. No entendía que los seres humanos a veces se sienten confortables en sus miserias, tristezas y mentiras. Y, claro, no quieren salir de esa zona de confort. Tienen ganancias secundarias que sólo ellos entienden o no quieren entender por desidia o por miedo. A ese entendimiento el no llegaba, no era capaz de comprender como alguien decidía seguir en el fango de su sufrimiento sin prestar atención a su ayuda sincera y desinteresada.

En una ocasión, con 10 años de edad, levantó la mano en el colegio y, sintiendo la obligación de ayudar a un compañero, tomó la palabra para explicar "mejor" lo que había querido decir aquel que, según su percepción, involuntariamente no había expresado con precisión la idea que tenía en su mente y que el, en su ingenuidad, si había entendido. Sin dudarlo quiso apoyarlo y ayudarlo a ser comprendido por la maestra y por el resto de la clase. Comenzó a disertar: "El Cuesta ha querido decir que..." Fue inmediatamente acallado por la maestra recibiendo una bronca por haber hablado sin que nadie se lo pidiese. Le dijo que qué se creía, y sufrió una reprimenda tal que durante un tiempo le impidió siquiera expresarse sin miedo a molestar en clase. Aunque lo que de verdad sentía no era miedo...era una mezcla de perplejidad, vergüenza y soberbia. Fue trabajoso superar aquella anécdota...le acompañó toda su vida ese recuerdo doloroso y paralizante.

Siguió creciendo y fue comprendiendo que del servicio no solicitado a la imprudencia molesta había poco trecho. Este pensamiento lo fue retrayendo de su relación sana, desinteresada y candorosa con los demás. Se fue replegando a un mundo de silencio. Mantenía diálogos consigo mismo que giraban en círculos. Eran espirales de ideas sin conclusiones claras...sin final, sin desenlace. Sólo desaparecían con la llegada del siguiente pensamiento. Ni en sueños descansaba. En ocasiones hasta su corazón físico se encogía y aceleraba y fue encogiendose y acelerandose. Su respiración a veces era jadeo agitado y se fue convirtiendo en jadeo taquipneico. En esos momentos sus ojos se abrían más como gesto de sorpresa crónica. Y su cuerpo entero temblaba y se volvió tembloroso. 

Y así vivía todo su ahora buscando encaje, hacia dentro y hacia fuera. Siempre se preguntaba si encontraría algo realmente pleno, en algún sitio o en algún momento. Se interrogaba si era posible descubrir algo que le llenase, que le hiciese sentir la verdad absoluta de la vida, esa que el creía ver y tener pero que nadie la tenía y nadie se lo apreciaba. Buscó en libros y opiniones de personas, buscó en cualquier fuente que cayera en sus manos...hasta el punto de enfermar. No podía dormir. Su obsesión no le dejaba. La ansiedad de saber la verdadera ley universal que le desatase el nudo gordiano de sus dudas lo llevó al borde de la locura. Físicamente dejó de cuidarse. Deambulaba sin rumbo por calles desiertas con un solo pensamiento. Se olvidó de comer y de beber. Y así, un día frío de invierno, cayó derrotado y harapiento en medio de la acera. Su corazón  fue entrando en bradicardia, su respiración cada vez era más superficial, la piel de su cara  palideció hasta volverse nívea y ya sin fuerzas, al final perdió el conocimiento, cayó al suelo y mientras caía le inundó una luz cegadora blanca y envolvente. No había solución de continuidad entre dicha luz y su cuerpo... Y de pronto sintió un estremecimiento que no supo de donde venía. ¿Externo? ¿Interno? Lo real era la luz que le invadía. Sintió relajación y paz. Lo comprendió: "la única verdad que el ser humano puede saber es la de su muerte física. A partir de esa comprensión todo hombre busca su consuelo". El creyó que el suyo lo encontraría sólo. Pero rápidamente comprendió que esa creencia era pura soberbia. El sólo no encontraría la solución. Ningún humano la conoce más allá de la ilusión de creer saberla. Se aceptó a sí mismo como un ser humano más, todo el lleno de dudas, falible y voluble. 

Entonces empezó el verdadero viaje de su vida. YA CRECIÓ. Y de esta manera, por fin comprendió que toda su vida había estado instalado en un error...EL NO ERA DIOS.  Y así inició el largo camino de su búsqueda.
 

domingo, 6 de abril de 2014

Quisiera...

Quisiera recuperar la luz de la esperanza 
Quisiera recuperar la confianza poderosa en uno mismo
Quisiera sentir la fuerza inconsciente pero inocua
Quisiera tener los ojos abiertos por la alegría que da la sorpresa continúa de la vida
Quisiera volver a asustarme con la incierta oscuridad pero ser valiente y atravesarla
Quisiera seguir mirando hacia delante sabiendo que me espera la inmensidad
Quisiera vivir sin saber que la vida tiene un final 
Quisiera seguir viviendo el ahora con los cinco sentidos abiertos a captar los mensajes 
Quisiera sentir la felicidad del aprendizaje continuo
Quisiera saber que pertenezco y me pertenecen
Quisiera disfrutar de lo cercano con tranquilidad de que lo lejano también está disfrutando
Quisiera llorar por la despedida y alegrarme por la acogida
Quisiera ver la verdad en todas las palabras que escuche
Quisiera no dudar de las intenciones de nadie
Quisiera viajar sin tener que cuidar mis espaldas
Quisiera tener la seguridad de que nadie tiene que matar o torturar para afirmarse
Quisiera que el mendrugo de pan que alguien posea esté a disposición del prójimo que sinceramente lo necesite
Quisiera que el sol, el aire, la tierra y el agua se repartieran igual para todos
Quisiera sentir la valentía del que libremente expresa su opinión sin miedo a represalias
Quisiera que la violencia desapareciera de las posibilidades de relación humana
Quisiera que los políticos decidieran pensando en el bien de todos y no en su bien
Quisiera que el mundo no se gobernara por el dinero
Quisiera  vivir tranquilo, sin pensar en el mañana, sabedor de que será cada vez mejor porque el hombre es bien intencionado 
Quisiera que el error de alguien sea tolerado porque nunca es malintencionado
Quisiera que los ridículos y vergüenzas no existiesen porque todos sabemos  que tenemos sombras que nos hacen vulnerables
Quisiera que los colores distintos en los seres humanos se viesen con alegría por la diversidad y no con miedo a la diversidad y el daño
Quisiera que la abundancia esté al servicio de la providencia y que en esta confiáramos todos
Quisiera que ninguna religión sirviera a la manipulación y al poder, quedándose en la convicción íntima de cada cual con respeto al pensamiento discordante del otro
Quisiera que el sexo no se usase como fuente de poder ni de diferencia de derechos u obligaciones
Quisiera que se erradicase el sufrimiento del ser humano por culpa del ser humano


Quisiera...quisiera...¡noo!
 QUIERO!...y quien quiere...¿puede?... 
Si! Puedo...
!!!PODEMOS!!!


Exclusividad en el sistema sanitario público de Andalucía

Están dinamitando las estructuras asistenciales de los hospitales públicos desde dentro del sistema  sanitario público en Andalucía. Los cuadros dirigentes actuales buscan fidelidades ideológicas y no competencia profesional, probablemente con la conciencia de creer que es lo mejor para la sociedad. 

Falacias en las que se basan:

 1: Todo médico que trabaje en el el sistema público de asistencia sanitaria está obligado a defender el modelo actual de asistencia sanitaria pública y  no sólo cumplir con sus obligaciones profesionales. 

Se olvidan de que cada cual tiene derecho a tener su propia opinión de las cosas independientemente de donde se gane el pan

2: Dentro del colectivo de  médicos, TODOS aquellos que sean exclusivistas serán los que de verdad defienden al sistema sanitario público. Son los abnegados trabajadores que "no piensan" en otros negocios más que en los que le interesan a la empresa en la que trabajan.

Pero se olvidan de que  las circunstancias que llevan a un médico a ser exclusivista o  no, pluriempleándose libremente en el segundo caso, son variadas y complejas; y no sólo influye en ello que ideológicamente se esté de acuerdo o no con el ssp y ni mucho menos de acuerdo o no con la gestión política puntual del mismo.

3. Todo médico que trabaje en el ssp y que a la vez tenga actividad en la asistencia privada está en contra del modelo del ssp. 

Obvia falacia.

4. Todo médico con actividad asistencial mixta cumple insuficientemente con su actividad pública al priorizar siempre su actividad privada. 

Pero se olvidan que la inmensa mayoría mantienen una actividad privada a tiempo parcial y ni mucho menos es lo principal en su quehacer profesional.

5. Si se tiene actividad privada el único valor que se defiende es el afán de lucro propio del capitalismo más atroz.

Son prejuicios ideológicos exentos de matices, en los que está la verdad.

7. La exclusividad tiene el precio que diga la "empresa pública" sin tener en cuenta la opinión ni valía del trabajador

Se olvidan que el trabajo en un sistema como el que tenemos tiene un precio que en gran medida, en el caso de las profesiones libres, lo fija la ley de oferta y demanda.

Y más y más....



viernes, 7 de marzo de 2014

La montaña

Unas veces te aplauden, otras te abuchean. Y tu te preguntas: ¿si soy el mismo? ¿No se dan cuenta?. Pues no. No se dan cuenta. Ni les importas. Debes ser como la montaña que soporta el frío o el calor, el viento o la lluvia...pero siempre está donde mismo, no se inmuta. Fija en su ubicación sin hacerle daño a nadie, adapta su paisaje a las circunstancias, pero sigue siendo la misma. ¿Eres el mismo? ¿Cambias según te marcan los que te aplauden o abuchean? Imposible ser el mismo: sólo buscando Tu Paz interior, aceptando tus sombras, sin avergonzarte de ser vulnerable  puedes ser feliz sin que te marquen las circunstancias. 

sábado, 18 de enero de 2014

El remiendo postizo

¡Tú te callas, que aquí eres un remiendo postizo!

Como un trueno sonando haciendo temblar todo lo que pillara a su paso me lo dijo alguien a quien yo quería y que me quería: la abuela de mi mujer y la "nana" de mis niños. Tenía fama de cascarrabias, hipocondriaca y "saboría" (en el diccionario andaluz:  "Dícese de la persona que, dada su falta absoluta de gracia, sentido del humor y dinamismo, está más próximo en la cadena evolutiva al geranio que al homo sapiens. (Todo ello sin desmerecer la importancia del Reino Vegetal)"). Pero ya se que no le iba ninguno de esos calificativos. Tenía sentido del humor y cuando te ganabas su confianza te incluía en su "familia" y sólo entonces daba la cara por tí, te respetaba y te amaba. Pero mientras llegaba esa consideración a su corazón era desconfiada y a veces incluso maleducada, como instinto de supervivencia en una selva llena de fieras. 

Y es que no era más que una superviviente digna de la postguerra española, que sacó como pudo pero con honestidad y mucho amor a su hija y a la familia de su hija adelante...sufriendo el rechazo social de la época que le tocó vivir. Y consiguió integrarse en la "selva". Sin formación académica pero con valores y fortaleza mental y física curtida en una vida de trabajo y lucha, trató a su hija, a sus nietos y biznietos defendiéndolos como gata preñada. No dudó nunca en interponerse entre los agresores y ellos. Los acogía en su regazo con un amor protector que les dejó huella y que aún recuerdan con lágrimas en los ojos por su ausencia física sin solución por su muerte y la echan de menos cuando en sus vidas necesitan y reclaman apoyo, compresión y mimo, sin que les pregunten. 

¡Ea ah...la niña de su mamá, 
ea ah... La niña de su papá!
¡Ea, ea, ea...ea, ea...ah!
Que el picarón del sueño
Ya le va a picar!

Pero diferenciaba quien era de su sangre y quién no. Y yo no lo era; yo era inicialmente para ella un "remiendo postizo" porque creía y decía que "los novios son como los mocos, te limpias uno y vienen otros". Entre cabizbajo y humillado el orgulloso de mí se calló, no tenía nada que hacer ante una fuerza de la naturaleza y uno era educado para contestarle a una señora mayor. Pero había algo que me decía: "tiene razón, ¿quien eres tú para meterte donde no te llaman? ¿Acaso cuestiones que sólo entienden aquellos que tienen parentesco de sangre deben ser objeto de opinión interesada por quién no posee dicho vínculo?

Esa anécdota fue y es recordada en la familia como algo jocoso. Pero ella en ese momento se ganó mi respeto. Desde ese momento se establecieron las posiciones y cada cual quedó en su sitio. Y yo la quise desde entonces cada vez más, aunque a veces mi ego herido se molestaba recordando el momento. No hubo nunca más un mal gesto ni por mi parte ni por la de ella. Y sé que me llegó a querer y casi a preferirme a otros consanguíneos en según qué circunstancias. ¡Ay, cómo cuidó a mi niña recién nacida!, ¡cómo me dió la cara cuando más la necesitamos mi mujer y yo!

Y es que todo humano tiene un orden en su escala de consideración de sus semejantes. Y en ese orden, quiérase o no,  predomina el orden familiar. Quien no comprenda esta concepción de la familia y sus relaciones no encajará nunca bien cuando decida vivir en pareja o casarse. Están los padres y luego los hermanos y luego el resto. Los que vienen de fuera son familia"política" que sólo con el tiempo y con sus acciones adquieren el derecho al lazo afectivo inquebrantable. Pero siempre comprendiendo y aceptando que cada cual puede criticar a los miembros de su familia de sangre pero el "advenedizo" nunca, porque si lo hace se encontrará con el rechazo y en un entierro en el que nadie le ha dado vela. 

El núcleo familiar está siempre al quite de todo: cuando desfalleces por la enfermedad, por los amores fracasados, por la economía precaria, por los errores de la vida en general. Cuando no tienes donde ir, miras alrededor y siempre terminas en tu familia. Y hasta los llamados "expertos" en economía y sociología lo dicen: la red familiar ha sido lo que verdaderamente ha sostenido a los individuos víctimas de la terrible crisis que nos asola.

Por eso hay que sembrar en vida, no hay que dejar nada para después o por si acaso. Una familia desestructurada siempre lo es porque alguno de sus miembros no ha asumido su rol, a veces incluso sin ser consciente de ello.  Todo núcleo social humano tiene un orden. Y en el sistema familiar hay que darlo todo por los hijos, por los hermanos, por los padres, por los abuelos...por la familia. Deben ser sus miembros los prioritarios en la atención y en la escala de valores de consideración de los demás. Ni el Estado ni Cáritas ni ninguna institución humana te sacará de ningún atolladero si tu familia no te quiere. Y no me refiero solo a lo puramente material, sino también a lo emocional y espiritual. Al respecto ya aprendí también de la "nana" que "si, sólo se dispone de un mendrugo de pan en una familia, el mismo se reparte entre sus miembros, y nadie muere entonces de hambre".

sábado, 4 de enero de 2014

El TIEMPO


Se dice que el pasado no existe, pero quedan sus enseñanzas. La memoria: ¿se va perdiendo? Me gusta creer que no, que hay algo en nuestro cerebro permanente, inalterable al tiempo. Otra cosa es tener consciencia de su presencia. Quedan los recuerdos reclamando su sitio en el presente a veces para bien y otras para mal. Los recuerdos nos conforman resultando de ellos lo que somos ahora. Nos generan dicha unas veces y desazón y desasosiego otras. Pueden avergonzarnos o enaltecernos. Son sombras que siempre están, visibles o no, pero conformando nuestro ser esencial, todo lo que somos. Seguro que lo que no recordamos pero ya vivimos se manifiesta en nuestros dichos, en el tono de nuestras voces, en nuestros gestos y reacciones, en nuestro carácter y temperamento. Condicionan nuestras relaciones y dan como producto el ser humano individual que todos somos ahora. 

El ahora. Está de moda. Se dice que sólo existe el presente, es verdad, pero es efímero y vertiginoso. Pero ha de saborearse con los ojos cerrados. Y tocarse con la inmensidad de toda la piel que nos envuelve. Oír sus sonidos en todas sus escalas y oler sus aromas impregnándonos de su esencia. Y con todo, ser capaz de ver lo físico y lo inmaterial. En definitiva, sentir intensamente desde el placer al dolor. Sólo así sabremos que estamos vivos.

Se dice que el futuro no existe, pero en él están instaladas todas las ilusiones y todos los sueños. Hay Incertidumbres porque siempre hay algo que no controlamos, suposiciones que no son reales, prejuicios basados en creencias erróneas e incluso prospectivas basadas en fría estadísticas sacadas de extrapolaciones de hechos pasados. Y así, lo que se dice del futuro puede no llegar a ser real nunca; nunca: da miedo una palabra tan contundente y definitiva. 

Pero lo definitivo es lo que le da carta de existencia al tiempo. Y desde el punto de vista del ser humano y sus limitaciones solo hay una cosa definitiva: la muerte. Es la única certeza. A partir de su constatación, a partir de la toma de conciencia de su existencia, surgen los consuelos privados y colectivos disfrazados de religiones e ideologías. Es decisión íntima tener fe o creer en ellas.

Y si todo tiene un principio y un final ¿cuál fue el principio del propio tiempo? ¿Cuándo empezó todo? No hay científico que lo haya aclarado. Por ello solo conjeturas poéticas nos puede hacer pensar en su origen. El convencimiento de que existe puede que sólo esté en la conciencia del hombre que, nuevamente repito, se sabe mortal. Y entonces tras constatar esa certeza atisba otra: el único principio al que puede darle carta de veracidad es a su propio principio individual o al de los seres unívocos que le rodean. El ser humano con su conciencia vive la ilusión de controlarlo todo. Pero no puede controlar el tiempo. Este pasa inexorablemente y hagas lo que haga no se para nunca... implacablemente nunca. Y sólo empieza cuando nace el hombre a la vida. Y, entonces, le empiezan las prisas. La mayoría quiere vivir todo en una espiral de ambición desmesurada por controlar el mundo que nos rodea. Pero en el fondo sabe que no tendrá "tiempo suficiente" para llegar a ese todo, a abarcar el saber completo, a poseer lo material, a perfeccionarse a sí mismo hasta el ideal del superhombre, a ser aceptado por todos sus semejantes... Y he aquí que aparece el más allá. Sin pruebas comprensibles por el ser humano solo le queda a éste la decisión de creer o no. Y creyendo en la eternidad, en el "no tiempo", la angustia vital disminuye autoconvenciéndose de que su vida no es inútil, de que no carece de sentido. 

¿Y el final? El de todo tiempo es un futurible. La conversión del todo en la nada ¿llegará? Creer eso es creer sin fundamento. De momento solo sabemos que todo se transforma, pero hay esencias que quedan en forma de "átomos", de partículas indivisibles que aún no conocemos del todo. Por lo tanto el final de nuestro tiempo es el final de nuestras vidas tal como las conocemos, caminando hacia una transformación que nos funde con la naturaleza. Nuestros "átomos" se separan y se reúnen con otros "átomos" en unos bailes nuevos azarosos e imprevisibles.  

Por lo tanto, si no podemos saber si hubo un principio ni sí llegará un final ¿se quiebra la idea del concepto de tiempo lineal? ¿Será más real el tiempo cíclico de los orientales? ¿Ocurrirá todo a la vez? En la naturaleza todo son ciclos que se repiten al marcado de la rotación incansable de la Tierra sobre sí mismo y alrededor del sol. Y así se da en todo el universo.
Me gusta pensar que volveremos a vivir tras acabar esta vida, pero ¿será de nuevo en el tiempo?