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sábado, 6 de mayo de 2017

Volver a empezar o la vida circular

Volver a empezar... siempre regresar al comienzo. Si caes en la oscuridad de la tristeza por la desazón de la decepción que otro te provoque debes hacerlo. Si fracasas por errores propios, debes hacerlo. Si circunstancias sobrevenidas e imprevistas te echan abajo tus proyectos, debes hacerlo. Sin persistir en los errores reconocidos porque eso sería locura, debes continuar con tus designios.
Debes Levantarte tras las caídas sabiendo que todo pasa, que siempre amanece, que el universo sigue estés como estés, te pongas como te pongas. Y no esperes ayuda más allá de ti mismo. Quien te ofrezca su apoyo consciente o inconscientemente buscará ayudarse a sí mismo. No existe el amparo permanente desinteresado. No desprecies al que te socorra, sé agradecido. Pero convéncete: solo tú no te cansarás de ti mismo si asimilas la idea de que esencial y realmente estás solo. Y cuando lo entiendas y demuestres que te quieres el resto del mundo empezará a contar contigo. Entonces no te verá como una carga fastidiosa, como un ser suplicante y quejicoso. Serás respetado y válido, te tendrán en cuenta, te respetarán.
La vida es circular...vuelve y vuelve al mismo punto en una espiral que se antoja infinita mientras no llegue su final. ¿Su final? ¿De verdad existe ese final? La respuesta es de cada cual y de la voluntad de tener fe o no tenerla. Pero sea cual sea la creencia asumida, mientras tenga vida el objetivo del ser que la disfrute es mantenerse vivo. Porque la vida es un don que ese ente no elige, sino que se le concede generosamente. Y si eres ser humano además de vivir manteniendo las funciones biológicas has de hacerlo con dignidad. Una dignidad que absolutamente nadie tiene derecho a quitártela. Nadie debiera ser dependiente ni independiente de nadie, aunque si interdependiente de todos. Solo así serás humano.

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